Las Algas Marinas: Un Tesoro para la Agricultura Sostenible
20/07/2023¡Te invitamos a experimentar la agroecología!
19/04/2024Incorporarse, no imponerse. Esta filosofía, la cuál adoptamos como La Buena Tierra, se basa en la idea de trabajar en armonía con la naturaleza y respetar sus procesos vivos en lugar de tratar de controlarlos o imponerse sobre ellos.
Al mismo tiempo nos invita a habitar nuestro entorno como seres esencialmente naturaleza, los cuales como dice el chileno Ronald Sistek: “Somos una manifestación de la naturaleza teniendo una experiencia humana”. Sin ella, no existimos.
La agroecología al mismo tiempo, posee un enfoque holístico que valora y promueve la biodiversidad, la salud de los suelos, la sostenibilidad, la cultura, la política justa, la economía circular, la sabiduría ancestral, el uso de nuevas tecnologías, la soberanía alimentaria entre otras cosas que tiendan hacia la regeneración social y ambiental. En lugar de depender de la extracción indiscriminada de nuestros recursos y su uso en prácticas intensivas, la agroecología busca trabajar en simbiosis con la naturaleza, reconociendo que los ecosistemas son sistemas complejos y dinámicos que requieren un enfoque más consciente y respetuoso, que tienda hacia la vida y no en contra de ella.
En el corazón de la agroecología está la relación humano-naturaleza, una danza de armonía y respeto que guía cada decisión y acción en nuestro paso por esta tierra. Esta relación implica observar y aprender de la naturaleza, incorporándose a sus procesos vitales y evitando imponer nuestro control sobre ella.
Al trabajar con la naturaleza, encontramos inspiración en la sabiduría ancestral de las comunidades originarias que han habitado y aprendido de estas tierras durante siglos. Estos saberes ancestrales han resistido el paso del tiempo y ofrecen valiosas lecciones y técnicas sobre la interconexión entre los seres humanos y la naturaleza propia del lugar, facilitando entonces cualquier acción que queramos emplear en dicho territorio. (No es lo mismo producir alimentos en el norte de Chile que en el sur o cuidar plantas de climas tropicales en regiones frías...)
Por lo tanto, a la hora de hacer agricultura o tener una planta en cualquier territorio, cada paso en ese hermoso proceso debe considerar diversos factores tremendamente influyentes como el clima, la geografía, la flora, la fauna, la funga propia del lugar,y cómo ellas interactúan, las cuales quieras o no, tendrán directa relación con tigo todos los días. Dicha información está presente en la misma naturaleza si somos capaces de detenernos y observar. Desde la selección de la semilla o planta, el manejo del suelo o sustrato, la gestión del agua, etc, lo primero que debemos hacer es buscar comprender el espacio donde habitamos.
En la relación humano-naturaleza, también reconocemos la importancia de la diversidad. La biodiversidad es un pilar fundamental de un ecosistema sano, gracias a ella se autorregulan y colaboran múltiples especies y factores tanto biológicos, físico y químicos, danzando hacia la abundancia de la vida. Por lo mismo, promover la preservación y propagación de variedades locales de cultivos y la reintroducción de plantas nativas es un poderoso mecanismo para enriquecer nuestro ecosistema y tender hacia la regeneración de estos.
En resumen, para entrar en este baile de armonía y respeto, que nos permita avanzar hacia una regeneración social y ambiental, debemos primero, regenerar nuestra conexión más profunda con la tierra y comprendernos a nosotro/as mismo/as como seres esencialmente naturaleza. Solo así podremos tender hacia la vida y no la autodestrucción.
La tierra grita bosque.